martes, 7 de agosto de 2007

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LA BIBLIA

G…NESIS es una palabra griega, que significa "origen". El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orÌgenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
El libro del GÈnesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creaciÛn del mundo hasta Abraham (caps. 1-11). La segunda narra los orÌgenes m·s remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de JosÈ, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a Èl su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del …xodo.
Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero est·n Ìntimamente relacionadas. El GÈnesis se remonta primero a los orÌgenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogÌas cada vez m·s restringidas, establece una sucesiÛn ininterrumpida entre Ad·n, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vÌnculo genealÛgico pone bien de relieve que la elecciÛn de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elecciÛn divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola naciÛn. Si Dios manifestÛ su predilecciÛn por Abraham y por la descendencia nacida de Èl, fue para realizar un designio de salvaciÛn que abarca a todos los pueblos de la tierra.
En la redacciÛn final del libro del GÈnesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohÌsta" y "sacerdotal". Esta ·ltima fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.
Los primeros capÌtulos del GÈnesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy. En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creÛ el universo en el transcurso de una semana, que modelÛ al hombre con barro y que de una de sus costillas formÛ a la mujer. øCÛmo conciliar estas afirmaciones con la visiÛn del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del GÈnesis no pretende explicar "cientÌficamente" el origen del universo ni la apariciÛn del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los sÌmbolos propios de la Època en que fueron escritos, esos textos bÌblicos nos invitan a reconocer a Dios como el ·nico Creador y SeÒor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ·mbito creado por Dios para realizar en Èl su Alianza de amor con los hombres. La consumaciÛn de esa Alianza ser·n el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" (Is. 65. 17; Apoc. 21. 1) inaugurados por la ResurrecciÛn de Cristo, que es el principio de una nueva creaciÛn.

Y Dios hizo la Luz!

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